En ocasiones divago, pero no me refiero a un mal viaje, a pensar en la nada o a tener ideas hilarantes que no llevan a algún sitio, me refiero a habitar este mundo con la única consigna de sobrevivir, con la ilusión de cosas nuevas y sembrar la semilla de los mejores logros, pero sin las armas ni la pericia para poder hacerlo, apostando por el pragmatismo, olvidando que las peores batallas, traen las mejores recompensas. Alguna vez me dije a mi mismo, que jamás permitiría caer en la rutina y el conformismo, pero esta letanía disfrazada de estabilidad pretende acabar conmigo, sería utópico pensar que nunca vamos a tener estos episodios, muy pesimista afirmar que no podemos vencerlos, y oligofrenico dejar que el tiempo haga su labor, ya que la consecuencia inmediata sería una enfermedad, un malestar profundo que no podría aliviarse nunca, porque el día que nuestra mente se confunde y se arroja al vacío de la conformidad, ese día, la letanía se vuelve el peor de los edemas cerebrales, ese en el que creemos estar bien, porque la podredumbre se distingue cuando el fruto tiene partes sanas, no cuando ya se apoderó de la totalidad del mismo.
Vedci
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